Fundador del Okinawa Seito Karate-do Shirenkan Goju Ryu (1963).
Por: Takayoshi Alvarez
El Sensei Sakamoto Tameyoshi nació en Mongolia (Manchukuo) el 23 de Marzo de 1937. Su padre se llamó Sakamoto Kaname y su madre Sanpei Tomoko. Ambos vivían en el Manchukuo pues Kaname era contador de la oficina administradora del ferrocarril de Manchuria, y además se desempeñaba como traductor de chino para la oficialidad japonesa.
Al principio de su vida, Tameyoshi y sus hermanos y hermanas, debían estar constantemente a la expectativa pues los chinos los veían con recelo por ser hijos de japoneses. Es necesario reseñar que Japón había ocupado y dominado parte de China desde 1931 y varios de sus soldados habían creado mucha aversión hacia ellos.
Desde los cinco años de edad, Tameyoshi comenzó a practicar Kaiko o Kenyu con sus amiguitos chinos de mayor edad. Un día su padre, que dadas sus relaciones con los soldados, fue amigo del legendario Yamaguchi Gogen, lo vio tener un encuentro con un oponente de mayor edad, y notó la habilidad y coraje con que el pequeño Tameyoshi puso en práctica sus limitados conocimientos.
A partir de allí sus padres le enseñaron algunas técnicas de Yawara y Kumiai jutsu para ser usadas en combate real , especialmente contra oponentes de mayor estatura y peso. Así el interés del Sensei Sakamoto por las artes marciales se mantuvo más bien en un juego de niños. Al final de la II guerra mundial todos los residentes japoneses en China se vieron obligados a escapar hacia Japón para salvar sus vidas. Al conocerse la noticia de la rendición.
Él mismo Sensei Sakamoto nos expresó que, en varias ocasiones, su padre lo llevó a ver ejecuciones como una de las formas de mostrarle crudamente cual era la recompensa establecida en esos días para las malas acciones. Según el relato del Sensei Sakamoto, los verdugos eran tan diestros en el uso de la espada, que cortaban el cuello del condenado de un solo tajo, y las cabezas de algunos ejecutados se separaban del cuerpo mientras el verdugo estaba sacudiendo la sangre de la hoja de la katana usada para la ocasión. Como Tameyoshi compartía su tiempo entre amiguitos chinos y japoneses, al pelearse con ellos, aprendía de ambos.
Dichos puertos fueron los acordados por las autoridades japonesas y chinas para evacuar los ciudadanos japoneses dado el clima de incertidumbre creado por el final de la guerra y el avance de las tropas comunistas. Con tan solo alrededor de nueve años de edad, el Sensei Sakamoto se vio de cara con la muerte varias veces durante el trayecto recorrido junto a su madre para escapar de las pobladas y motines. Esta experiencia lo hizo ver la muerte como algo natural e inevitable pero a la vez lo convirtió en una persona aparentemente insensible para los ojos occidentales, pues nunca mostraba desesperación o angustia ante ninguna persona enferma, lesionada o muerta.
Para probar el interés del joven Tameyoshi, su primo le puso la tarea de ejecutar 5,000 pateos y 5,000 puñetazos cada día por espacio seis meses, como prerrequisito para enseñarle las técnicas fundamentales de los kata.
Tanto ella como Taname siempre habían sentido predilección por el Goju ryu desde la época que conocieron al famoso Yamaguchi Gogen (El Gato) durante su estadía en el Manchukuo.
Gracias a un militar, tío de su esposa Amirís Díaz Jaquez, Sakamoto se mudó al barrio para militares, frente a la fortaleza del Ejercito Nacional Dominicano, para encargarse de la finca “VIMONJA” propiedad de los hoy famosos generales, Elby Viñas Román, Salvador Montas Guerrero y Carlos Jaquez Olivero. Allí instruyó esporádicamente a los nombrados: Luis Midence, al cadete Cucho Mañé y al tenor Pedro Santana, entre otros.
El Sensei Sakamoto se encargaba de dibujar (escribir) en cera los caracteres japoneses para la impresión de un periódico que hacían circular en su comunidad de la diáspora.
Este dojo lo bautizó con el nombre de SHIRENKAN y entre los primeros estudiantes podemos citar a Decorides Bergés, Arístides y Ramón Santana, Héctor Díaz, Alberto Cesar (Junior mandíbula), Héctor Otero, Roger “Pechito” Acosta, José Dicarlo y más tarde Generoso Montero. Esporádicamente lo visitaron Felton Messina y Miguel peña. Ya que el área era amplia como vivienda pero reducida para ser un ‘dojo’, con la ayuda de sus alumnos reconstruyó un local en el patio de la casa de la familia Marchena, en la calle “B” a poca distancia de la estación de bomberos del ensanche Ozama.
Este colegio le permitió usar un aula en el ala norte del primer piso, gracias a las gestiones de Roger Acosta “Pechito”, quien además de alumno del Sensei Sakamoto, era profesor en dicho colegio. De los estudiantes que practicaron en esa escuela solo se mantienen activos en la práctica de Goju Ryu, Generoso Montero, Takayoshi Álvarez y José Dicarlo.
Entre las personas que recibieron esos entrenamientos y que se mantienen activos en otros estilos, podemos mencionar al Miguel Peña Read, hoy Shihan en Shorinji ryu y miembro de la Fuerza Aérea Dominicana.
El tiempo se ha encargado de darle la razón a los que estaban a favor de Montero pues Dicarlo, aunque realizó muchos contactos internacionales a favor del Sensei Sakamoto, demostró temprana ambición por dominar el escenario “Shirenkan” pues, según sus propias palabras “alguien tiene que tener la batuta en la mano y ser el que dirija la orquesta”. En la actualidad Montero es el presidente de la “Asociación Dominicana de Seito Karatedo Shirenkan Goju Ryu y Afines, ADOSEKAGR”, mientras Dicarlo emigró a EUA hace varios años y vive en la ciudad de Miami, Florida.
De los estudiantes de ésta uno se mantiene activo todavía: Fernando Brens Paulino. En ese mismo año de 1971 José Dicarlo se independizó del Sensei Sakamoto y en 1972 fundó su propia escuela (Dojo “Shintaikiji Goju-Ryu”).
El Sensei Mabuni Kennei visitó la Republica Dominicana y el 30 de noviembre del 1974, en el Palacio de los Deportes del Centro Olímpico “Juan Pablo Duarte”, realizó una exhibición de kata y Bunkai. Como contraparte dominicana varios alumnos del “Yoshiyuki Dojo” demostraron “yakusoku Kumite” con armas y luego sin estas. Ante la demostración realizada por el autor y Alberto Cesar de los Santos, Mabuni preguntó al Sensei Sakamoto “¿como es que siendo practicantes de Kendo sus técnicas de Karate y Judo son tan depuradas?” a lo que el Sensei Sakamoto respondió “es que además son mis alumnos de Goju ryu y Jujutsu”. Una vez terminado el evento el Sensei Mabuni y el Sensei Sakamoto fueron a los vestidores e iniciaron una conversación en japonés que se interrumpía frecuentemente para que los alumnos del Sensei Sakamoto demostraran las inquietudes de ambos. Esto se prolongó por más de una hora. Pasada la medianoche en el Restaurant “Monalisa” propiedad de Gianfranco Torino, el Sensei anunció que por sugerencias del Sensei Kenei Mabuni, Álvarez quedaba ascendido a Shodan (ostentaba desde 1971 la cinta verde 4to. Kyu).
Según lo expresado por el propio Sensei Sakamoto y Ramón Veras, el meollo del asunto era que un alumno del Sensei Sakamoto (Julio Martínez) había abierto una escuela de ''Goju-Ryu'' muy cerca (casi en el frente) de la de uno de los alumnos de Merriman (Domingo Llanos) y esto estaba lesionando los intereses de ambos. Luego de eso, las relaciones mejoraron e inclusive el sensei Merriman regaló emblemas de su escuela a estudiantes del Sensei Sakamoto.
En años recientes el Sensei Sakamoto ha visitado varios antiguos alumnos en los Estados Unidos, con la finalidad de que retomen las prácticas y logren certificarse correctamente en Okinawa Seito Karatedo Shirenkan Goju Ryu. Entre estos podemos resaltar a Rafael Sánchez, en Miami (quien tiene rango en Shito Ryu) fue investido como godan y ha vuelto a separarse del grupo Shirenkan; José Calasanz Martínez, en Connecticut, quien ha desarrollado un arte hibrido alejado de las características del Okinawa Goju Ryu y se espera que renueve los vínculos con el verdadero Shirenkan; Luis Eduardo Jorge en New York, quien se ha mantenido semi-activo pero sin fijar un dojo organizado en el Shirenkan; José Dicarlo Palacio, en Miami quien aparenta que ha vuelto al redil del Shirenkan y actualmente tiene varios estudiantes en dicha Ciudad.
La carta de intención fue entregada personalmente al Sensei Higaonna Morio en Ponce, Puerto Rico, por Takayoshi Álvarez, en representación del Sensei Sakamoto. Copia de esta carta escrita en japonés se anexa en esta obra.
Takayoshi Álvarez escribió el discurso para el Sensei Sakamoto. El texto es el siguiente:
Cuando por primera vez pisé suelo Dominicano en 1957 nunca imaginé que la divinidad me bendeciría, 50 años más tarde, con estar siendo honrado por compartir lo poco que aprendí de mi padre, mis maestros y mis hermanos. Hoy que estamos en la ciudad que más gratos momentos ha dado a quien les habla, siento que se honra, no a mi persona, sino a los más de 44 años de vida del Goju Ryu Káratedo en la Republica Dominicana, pues en artes marciales como en la vida diaria, no es lo que se enseña, sino lo que se aprende, lo que nos resulta de beneficio.
Se percibe en el ambiente que quienes han hecho posible este acto han actuado con perseverancia, disciplina, respeto, tolerancia y gran sentido de justicia. En estos precisos instantes se ha materializado en el mundo físico una hermandad marcial; hermandad que en el plano espiritual, ha creado un vínculo invisible pero más fuerte que el acero (GIRI); vinculo que está destinado a vencer las dimensiones del tiempo y la distancia.
En año 1615, en Japón, los más sabios sacerdotes y guerreros del Shōgun Tokugawa Ieyasu redactaron un documento que se denominó BUKKE SHOHATTO y en sus 13 artículos se describían las virtudes que debían adornar a un verdadero guerrero: sentido de la justicia y honestidad; coraje e indiferencia ante el peligro, simpatía hacia toda clase de personas; diplomacia, tacto y educación; sinceridad y respeto por la palabra empeñada; absoluta lealtad a sus superiores y; obligación de defender el honor de su nombre y él de su clan. Sin lugar a dudas, las fuerzas del destino han hecho que todas las virtudes y valores morales descritos en el BUKKE SHOHATTO se hagan tangibles HOY en el seno de la familia del karate aquí presente.
La diplomacia, tacto y educación con que los directivos de FEDOKARATE han manejado el karate Dominicano en los últimos años, demuestran que están en lo correcto. Y esa condición la han ganado sin tener que apoyarse en hacerle ver a los demás donde estos están equivocados. Nadie en su sano juicio osaría poner duda que han actuado con amabilidad, sinceridad, justicia y honestidad a la hora de hacer valer la palabra empeñada. Con absoluta lealtad y determinación a la hora de defender el honor de su nombre y el de sus miembros. Esto hace manifiesto que dentro de la FEDOKARATE se ha iniciado firmemente el camino del progreso espiritual. Condición con la que siempre hemos soñado para toda la Republica Dominicana. Nada me hace sentir más feliz y satisfecho.
No importa lo que digamos a favor o en contra de cualquiera, si analizamos con detenimiento lo que han hecho en el pasado; si observamos con honestidad el proceder de su presente, podemos deducir con facilidad hacia donde nos pueden llevar en el futuro.
Cuando en 1963 inicie la docencia de Goju Ryu en Valverde Mao solo tenía algunos amigos, dos estudiantes, ningún discípulo, una patria lejana en ruinas como recuerdo, y una nación extraña como mi futuro hogar; HOY cuento con cientos de amigos, muchos estudiantes, varios discípulos y dos patrias radiantes y progresistas dentro del hogar de mi corazón. A ellos y a la divinidad debo lo que se está realizando en estos momentos.
HOY se ratifica que solo los grandes no pierden el tiempo disputando la gloria ajena. HOY se demuestra que solo los grandes albergan en sus corazones el deseo de servir y no el de dominar a sus semejantes.
Finalmente, y obedeciendo a la sabiduría de mis ancestros, no me voy a extender con mi discurso.
Mientras más sencillas sean las palabras que use el orador para explicar sus experiencias; una mayor profundidad de conocimiento podrá catalizar en favor de sus oyentes. Por ello, en nombre de todos los practicantes de OKINAWA SEITO KARATEDO SHIRENKAN GOJU RYU y del mío propio,…de todo corazón… DOMO ARIGATO GOZAIMAS.
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